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Lugares increíbles


¡FELICES FIESTAS! (Navidad 2016)




Una impresora 3D crea una casa de adobe por 35 euros



La 'start up' italiana Wasp presenta una impresora de 12 metros de largo que genera con barro y adobe viviendas con estructuras circulares de 6 metros de diámetro.

Una gigantesca impresora 3D es capaz de fabricar casas de adobe con un precio de producción de 35 euros. Sus creadores, de la empresa italiana Wasp, han construido por el momento una de estas viviendas, que se encuentra en su sede de Massa Lombarda, pero aseguran que tienen pedidos de varios países, e incluso se plantean edificar "un pueblo entero".
La empresa propone esta tecnología para reconstruir viviendas después de una catástrofe
En una entrevista con Efe, el socio de Wasp, Gianluca Pugliese, señala que uno de los destinos idóneos para estas casas de adobe son las zonas en las que se ha producido una catástrofe y donde hay que realojar a la población que ha perdido su hogar. "En Italia, conozco a personas que llevan muchos años metidas en carpas. Con esta tecnología se pueden construir casas mejores", resalta.
Wasp moldea las casas una enorme impresora 3D, de 12 metros de alto y 7 de ancho, que no requiere más materia prima que barro y paja. Pugliese detalla que se necesita únicamente un equipo de cuatro personas para montar la máquina, para lo que se tarda dos días, y "darla de comer".
A un ritmo de unos 50 centímetros diarios, la impresora levanta la estructura principal de la casa en una semana. El resultado es una estructura de forma circular, de 6 metros de diámetro y 4 de altura, hueca en su interior (área de habitación) y sin techo. El experto indica que el tejado debe ser añadido después al armazón, adaptándolo a los requisitos urbanísticos del sitio donde se ubique la casa.
La impresora es capaz de levantar la estructura principal de la casa en una semana
Pero lo más llamativo es el coste de producción de la primera y por ahora única casa construida por Wasp con esta tecnología: "35 euros, incluida la gasolina para mover la tierra", dice. Remarca que la ventaja de esta construcción es que no precisa mover camiones para acarrear materiales, ya que la materia prima se puede obtener in situ.
Además de sin techo, la estructura sale de la impresora sin puerta ni ventanas. Publiese aclara que estos elementos hay que abrirlos después, cortando el adobe, aunque se trabaja en una mejora de la técnica que permita integrar las aberturas en el proceso. La impresora sí hace, en cambio, unos salientes que aparecen repartidos por toda la superficie exterior de la casa. "En ellos se pueden poner plantas, que secan el barro, o una huerta vertical para obtener comida", ilustra.
En el proyecto de Wasp, la impresora madre viaja acompañada de dos hijas que se encargan de convertir la choza en vivienda: una impresora 3D de 3 metros de alto monta los muebles, con material plástico, y otra más pequeña fabrica la vajilla.
Las tres impresoras (la más grande, desmontada en módulos) caben juntas en un contenedor de transporte estándar que puede ser trasladado a cualquier parte del mundo.

PEDIDOS DE TODO EL MUNDO


El desarrollador de Wasp adelanta que la start up trabaja para ver si puede hacer casas más altas -de hasta 9 metros- y anchas, y conseguir que la impresora se mueva por energía solar o eólica para reducir más los costes. Pugliese, que se encuentra al frente de la tienda abierta por Wasp el pasado septiembre en Madrid, señala que la empresa tiene "una lista de espera enorme", con pedidos "de todas las partes del mundo" para fabricar estas casas, como Taiwán, Siria y Sudamérica.
Fuente: Expansión

¿A qué velocidad saltan los radares?



Esta es la velocidad exacta a la que salta el radar (y la multa que acarrea)
Los radares te dan un margen de error, y es fácil de aprender: se basa en la regla del 7.


En autovía, cuando la señal marque 120, el radar saltará a 128,4 km/h.
La regla del 7. Es la que deben aprenderse los conductores que quieran evitar la foto de los radares que la Dirección General de Tráfico (DGT) reparte por las carreteras. El margen de error que dan estas máquinas es de 7 km/h cuando el límite de velocidad de la vía en cuestión es de 100 km/h o menos. “Por encima de 100 km/h, suma el 7%”, recuerda Tráfico. Si un vehículo supera el límite establecido (contando con ese margen de error), salta el radar y llega la sanción.
A efectos prácticos, la DGT recordó estas cifras hace unos días, para evitar una confusión que se repite cada cierto tiempo entre los conductores. Los márgenes actuales quedaron establecidos en 2014: cuando la velocidad máxima es de 40 km/h, el radar salta al superar los 47 km/h. En un tramo señalizado a 50 km/h, ese margen de error permite circular hasta 57 km/h, y así sucesivamente: 67 km/h, 87 km/h…
Cuando el límite de velocidad es superior a 100 km/h, es decir, en autopistas y autovías, rige la regla del 7%. En consecuencia, si el punto controlado por el radar está señalizado a 110 km/h, el aparato salta a los 117,7 km/h; por último, en las zonas limitadas a 120 km/h,la foto no se dispara hasta que no superemos los 128,4 km/h.

La DGT estableció esta regla del siete porque los cinemómetros calculan la velocidad con una posibilidad de error de entre el 3% y el 7%, aproximadamente, según la antigüedad de los modelos. De ahí que se dé un margen a los automovilistas. En su último tuit, por cierto, la DGT (y la Guardia Civil hizo lo mismo) no distinguía entre radares fijos y radares móviles.


Hay un caso en el que no rige esta norma: los tramos de velocidad controlada. En este caso, no existe un aparato que capte la velocidad, sino que se detecta la hora de entrada de un coche en la zona vigilada y, unos kilómetros más adelante, la hora de salida, lo que permite calcular la velocidad media de manera exacta.
El 69% de los conductores utiliza algún tipo de avisador de radares –el único dispositivo legal–, casi el 10% confiesa utilizar un detector de radares y casi un 1% un inhibidor (estos dos últimos, ilegales). El objetivo de todos ellos, evitar las multas por exceso de velocidad, cuyo detalle está claramente establecido por Tráfico.

Las infracciones consideradas muy graves son constitutivas de delito y pueden acarrear penas de prisión y retirada del carné de conducir.

Fuente: ELMOTOR

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